martes, 7 de enero de 2014

Robert Bresson - Pickpocket

El mejor carterista de Nápoles, y porque no del mundo, es Angelo. un italiano con voz ronca y siempre con el rictus preconfigurado para que su persona no sea sospecha de hurto. Ahora, mientras escribo esto, no puedo encender un cigarillo de hierba, hay mucha gente, demasiada. Griterío, muchedumbre, caterva, absurdo es lo que transita alrededor. Me perturba algo, pero se disimula gracias a los auriculares. Los ladrones, criminales a sueldo individual. Hurgan por necesidad, sea cual sea, tratan de justificarse transformado el crimen como una forma de arte. Hasta algunos se sienten orgullosos de estar perseguidos por el sistema, ojo, me refiero a estos prestidigitadores de carteras, que sigilosamente nos presentan una obra de teatro casi improvisada, al protagonista ellos siempre lo eligen. Ellos asumen el papel secundario, es como si una partitura fuera representada en el más estricto orden. Podrían ser fácilmente una orquesta o banda de jazz, podrían asumir cualquiera de las dos. Pero en la película esto no importa, el protagonista Michel, es la representación clara de un tipo que viene con la imagen autoritaria de Kafka, la habitación que pareciera que nunca la deja cerrada. Mientras veía la película imaginaba y sentenciaba de que lo más ético para un gran ladrón era que no tenga nada. Sí, no poseía nada, todo era tránsito en él. Hasta la habitación no le pertenecía, por eso dejaba la puerta sin asegurar o algo parecido. Era un errante las 24 horas de su vida. No podía pertenecer a algún lugar, o algo. En el peor de los casos los grandes ladrones no permitirían ser presas de los bajos sentimientos del amor y sus otras glorias, o miserias, da lo mismo. Michel deja siempre la puerta abierta, pero nunca olvida cerrar cada puerta de sí mismo. No nos deja ingresar, nos cierra hasta las ventanas. Es un muro, y en su  potestad puede trasladar los muros cuando el quiera. Se amuralla, se atrinchera y no nos deja ver nada, ni mierda. Eso lo hace no estar solo sino, lo hace solo. Se reinventa, se construye para ser y sentirse solo o miserable, tal vez no. Pero es un ladrón, y ellos, ingenuamente mantienen la inocencia de que obtendrán el perdón. Pero no, solo los espera las cárceles húmedas y policías post modernos y andropaúsicos, viejos calamitosos y miserables, compañeros de celda, aunque los divida la reja. Me olvidaba de Jeanne, pareciera que Michel podría enamorarse en algún momento de ella, pero no. Ella también pasa desapercibida para él. Se siente suficiente con toda su soledad poblada.


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